Relaciones familiares en obesidad y tras la cirugía bariátrica
Las personas que se someten a cirugía bariátrica, muchas veces se preguntan qué cambios se pueden generar en las relaciones familiares o de pareja tras la cirugía bariátrica.
Los candidatos suelen tener más en cuenta los factores individuales que dependen de ellos mismos, pero no tanto la relevancia de otros factores externos, como son las interacciones familiares.
Claves en las relaciones familiares favorables tras la cirugía bariátrica
¿Cómo son las relaciones familiares favorables tras la cirugía bariátrica?
Se da cuando sus miembros están implicados y participan en la adaptación del paciente, de tal manera que en parte son conscientes los cambios que se están produciendo.
¿Cómo puedo ayudar a generar relaciones familiares favorables tras la cirugía bariátrica?
- Haciéndole sentir acompañad@. Hablar de las sensaciones que van apareciendo tras la cirugía, especialmente los primeros días, ya que las percepciones pueden ir cambiando, y hablar de ello favorece el proceso de aceptación.
- Siendo comprensivo con la situación. Tras la cirugía se da un esfuerzo de adaptación. Esto hace que la persona tenga que permitirse desatender algunos de sus roles y funciones familiares de manera momentánea. A veces, el paciente se puede sentir “en deuda” por ello, generando una conducta de compensación para tratar de llegar a todo.
Es importante utilizar comentarios desculpabilizadores y ofrecerse en ayuda para reconfortar al paciente intervenido.
¿Cómo es una interacción desfavorable en las relaciones familiares tras la cirugía bariátrica?
Se caracterizan por hacer una evaluación constante del proceso del paciente, acompañado de comentarios desalentadores. O bien implicándose muy poco y dejando al paciente afrontar sin ayuda este proceso.
¿Qué se debe evitar en las relaciones familiares tras la cirugía bariátrica?
- Focalizarse en el peso, es importante que las conversaciones no giren en torno a él. El dato del peso es poco significativo si no se acompaña de otros marcadores de salud.
Es mejor hacer preguntas abiertas del estilo de ¿cómo te encuentras?, ¿qué vas notando?, ¿cómo te sientes? En definitiva, aquellas que recogen mejor lo que el paciente puede querer comunicar en cada momento.
- Controlar su alimentación desde la exigencia. En ocasiones surgen comentarios donde los familiares actúan de árbitros, evaluando cada elección realizada.
Si creemos que la persona está cometiendo errores en su alimentación, se lo podemos decir, pero es importante elegir un buen momento para ello y que las formas sean las adecuadas.
- Plantear la cirugía bariátrica como un proceso unipersonal donde la alimentación de las relaciones familiares va por un lado y la del paciente va por otro.
Es cierto que cada persona tiene que seguir una alimentación particular adaptada a sus necesidades, pero esto no exime de intentar generar un ambiente facilitador donde se puedan identificar dificultades y hablar sobre ellas, en el marco de una alimentación sana.
Si los miembros de las relaciones familiares parten de una mala relación con la comida o con problemas parecidos a los que la persona intervenida de cirugía bariátrica trata de hacer frente, va a ser difícil que esta se sienta apoyada si no se abordan de manera conjunta.
Terapia familiar de la obesidad
En la terapia familiar de obesidad se busca aplicar un tratamiento integral de los hábitos nutricionales de una familia con problemas importantes de obesidad.
Debe aplicarse cuando en la familia hay un miembro con obesidad mórbida, que va a necesitar o ya se le ha practicado una operación de obesidad, o cuando hay más de un miembro con obesidad moderada o severa en la familia.
Se trata de aplicar una serie de nuevas pautas en todas las fases de alimentación de la familia: la compra o selección de los alimentos, el cocinado de los mismos, la distribución de los alimentos a lo largo de todo el día, las frecuencias de las comidas, el tamaño de las raciones, y cómo plantear emocionalmente el acto o momento de comer.
Aunque esta terapia la puede aplicar una familia por sí misma, muchas veces se plantean dudas sobre sí mismos, “¿finalmente lo estaré haciendo bien?”, y puede ser necesario un apoyo especializado.
La clave está en que los cambios se aplican a toda la familia en conjunto, sin excepciones, y en casa nunca debe haber alimentos para unos y para otros.
Toda la familia se ha de concienciar de NO esperar resultados de esta terapia a la vuelta de unas semanas. Estas medidas actúan de forma lenta y progresiva, pero se establecen como definitivas, no se trata de una dieta temporal, su eficacia a largo plazo es enorme. Igual que alcanzar una obesidad en un niño o adolescente, cuesta años, también cuesta el cambio a la inversa, al menos el mismo tiempo…
Obesidad infantil: factores familiares, claves y consejos útiles
Muchos de los padres que tienen un hijo obeso están cansados y frustrados de ir de especialista en especialista, que suelen centrarse únicamente en la alimentación, olvidándose de los factores familiares.
Factores familiares que influyen en la obesidad de nuestros hijos o ayudan a mantenerla
- Exceso de presión. Los niños muy presionados y exigidos suelen estar más estresados, bloquearse más y acudir a la comida para calmar dicha ansiedad.
- Descalificaciones. Los niños que reciben críticas continuas a los que son o hacen. Confían menos en sí mismos, están más inseguros y también pueden refugiarse en la alimentación.
- Valoración solo por aspecto físico y rendimiento. Si solo valoramos a nuestro hijo por lo que aparenta o lo que hace, crecerá inseguro y con mucho miedo a fallar a los demás. Al ser obeso vivirá en un sentimiento de gran inferioridad respecto al resto; lo que imposibilitará que se motive e incluso contribuya a mayor compulsión por los alimentos.
- Falta de atención. Un niño no atendido, no escuchado suficientemente, puede acudir a la comida para llamar la atención y ser mirado por sus padres, aunque sea de manera negativa. Aunque pueda parecer increíble, esto es mejor que la indiferencia del otro, es uno de los principales factores familiares que influyen.
- Exceso de normas. Sucede en familias excesivamente controladoras, que no dejan libertad al niño, que marcan toda la conducta del niño y este no tiene margen de acción. El niño, ante esta falta de libertad, puede acabar descargando la frustración con la comida.
- Falta de normas. La ausencia de normas también es nociva, ya que deja al niño desprotegido y con la sensación de que no le cuidan. El niño hace “lo que le parezca” sin que los padres se preocupen por él, aunque dicho comportamiento sea nocivo para él.
- Asociar comida con diversión, tranquilizante, activador… Utilizar la comida como medio para calmar al niño o como medio de diversión genera un hábito que puede perdurar toda la vida. Debemos tener cuidado cuando sólo somos capaces de divertirnos, cuando comemos o cuando le damos de comer a nuestro hijo para “no escucharle más”.
Claves psicológicas para ayudar a nuestro hijo con obesidad
Valor incondicional
Se trata de valorar a nuestro hijo por ser como es, por existir, por él mismo, no por sus notas, apariencia externa… Así favorecemos que el niño no se obsesione por qué hacer o aparentar, y nos centramos en que puede ser él mismo, por lo que experimentará menor ansiedad y mayor seguridad en sí mismo.
Atención y escucha, sin juzgar
Se trata de dedicar un tiempo periódicamente a nuestro hijo, en este tiempo, simplemente le escucha, sin aconsejarle (a no ser que lo pida) ni ordenarle, tiempo donde pueda llorar, reír, etc. Donde nos pueda contar cómo le ha ido el día sin temor a que le juzguemos.
Esto ayudará a que descargue esa tensión emocional que lleva dentro, previniendo así que acuda a la ingesta u otras conductas autodestructivas.
Límites justos, flexibles y firmes
Debe haber un número mínimo de límites, de normas en una familia para que el niño sepa las “líneas rojas” que no puede traspasar, y preferiblemente estas han de ensuciarse verbalmente. Esto siempre en su justa medida da al niño una seguridad, una contención que le ayuda a saber qué cosas puede hacer y qué no, y las consecuencias que ocurrirán si no las cumple.
Generalmente, el porqué de las normas ha de estar claro, no deberían ser normas aleatorias e inestables (es decir, un día es una cosa, pero al día siguiente otra), pero sí lo suficientemente flexibles a la evolución del niño y de la familia (el niño no puede tener las mismas normas a los 4 años que a los 10).
Aumentar conciencia sobre alimentación
Es importante que ya desde pequeños los niños sepan la importancia de comer adecuadamente.
Que se les estimule a ingerir alimentos saludables y equilibrados, y se restrinja (sin prohibir) la compra de alimentos ricos en azúcar y grasa. Esto ayudará al niño a ya desde pequeño tener un hábito adecuado, aunque implica que los padres han de formarse y tener una base de nutrición.
Dar ejemplo, adoptar hábitos saludables
No solo basta con explicar y estimular a nuestro hijo a que coma de una determinada manera, ya que si luego, por ejemplo, nosotros acabamos comiendo rápido y comidas precocinadas, este acabará imitando nuestra conducta y no lo que le decimos. Hay que recordar que nuestros hijos aprenden por imitación, así que por mucho que les digamos puede no servir si no tienen modelos de referencia.
Cambio de creencia sobre obesidad y comida
Si nosotros mismos nos obsesionamos con el miedo a tener obesidad y con la idea de controlar excesivamente la alimentación, seguro que de alguna manera todo esto se lo transmitiremos a nuestro hijo. Para poder ayudar a nuestro hijo, es indispensable que nos cuestionemos nuestra idea sobre la persona que sufre obesidad.
Aunque parezca una obviedad, es una persona totalmente válida, capaz… que puede ser feliz y tener una vida plena como cualquier otra persona (siempre y cuando no haya asociada ninguna patología médica). De lo contrario, si pensamos que tener obesidad es vergonzoso, aunque no se lo digamos al niño, él lo percibirá como tal.
La psicología del adolescente obeso
La psicología del adolescente obeso es diferente a la de personas de otras edades por las características propias y especiales de la etapa, dónde hay una gran influencia de los iguales, muchos miedos e inseguridades (todo está cambiando muy deprisa), deseos encontrados, rebeldía, etc.
Los comentarios acerca del cuerpo del adolescente o de cómo come, suelen herirlo profundamente y hacer que merme más su autoestima, con lo que se consigue es justamente el efecto contrario, que coman más. Es preferible tratar y ver a la persona no desde su apariencia, sino desde su calidad humana, desde su interior.
Hemos de tener en cuenta que los adolescentes son especialmente sensibles y vulnerables a los comentarios de los demás acerca de su cuerpo. Es importante aceptar el cuerpo del adolescente y dejar de rechazarlo y criticarlo.
Hay que ir observando al adolescente cuando come, qué emociones suele experimentar el adolescente cuando se pasa, cuando picotea, etc. Podemos incluso preguntarle con tacto y delicadeza. Así nos podemos llevar sorpresas, descubriendo por ejemplo un profundo sentimiento de soledad, de sentirse rechazado, de necesidad de afecto, de miedo, etc.
Si, por ejemplo, hemos descubierto que el adolescente se siente muy solo, resulta útil ponerse a disposición de la persona de lo que pueda necesitar. Y si lo desea, podemos acudir a un profesional de la psicoterapia y/o de la nutrición que le ayude y sirva de soporte tanto al adolescente como a la familia.
Es importante no prohibir alimentos, no regañar cuando el otro come o deja de comer una comida. Lo ideal es que todos en casa tengan una alimentación variada, reduciendo los productos industriales y procesados y potenciando los frescos y naturales. Es decir, que el cambio alimentario no sea una cosa del adolescente (lo que le haría sentirse aún más marginado) sino que implique a todos.
De nada sirve decir a nuestro hijo que no coma X cosas si en casa todos comemos de eso. Esto le hará sentirse diferente y a escondidas irá a comérselo, con lo cual aumentará su compulsión alimentaria.
Conclusiones
Para que las relaciones familiares tras la cirugía bariátrica sean positivas, es importante huir de los extremos. Es igual de negativo que los familiares se desvinculen totalmente del proceso o sean agentes pasivos, que tener conductas de hipervigilancia y excesivo control sobre lo que este hace.
Recomendamos que los familiares también puedan tener trato con nuestros profesionales para hacer las aclaraciones pertinentes o ser orientados sobre las dudas que puedan surgir. El apoyo familiar es siempre un factor importante.
Autores
- José Andrés Mateo. Graduado en Psicología. Master en Psicología General Sanitaria y Master en Intervención Multidisciplinar. Miembro del Equipo Multidisciplinar de Clínicas Obésitas.
- Elia Zurdo. Graduada en Psicología. Master en Psicología General Sanitaria. Miembro del Equipo Multidisciplinar de Clínicas Obésitas.
Como ayudo a mi hija enferma de cancer de mama cob su obesidad?
Estimada María Cristina. Los oncólogos le orientarán o derivarán a un equipo experto en el tratamiento de obesidad. La alimentación oncológica debe coordinarse por todo el equipo y ser extremadamente personalizada a su medicación y al tipo de cáncer de mama. Le enviamos mucha fuerza en una situación tan difícil, donde seguro que su hija se recupera poco a poco. Saludos.