Causas psicológicas y consecuencias de la obesidad
¿Cuáles son las causas psicológicas de la obesidad? Este tema es bastante controversial, puesto que cuando hablamos de obesidad normalmente solemos fijarnos en sus numerosos inconvenientes, como pueden ser molestias y problemas físicos, baja autoestima, insatisfacción corporal, dificultades relacionales, etc.
Sin embargo, pocas veces se habla de las causas psicológicas de la obesidad tras un Bypass Gástrico. Vamos a profundizar en qué factores psicológicos contribuyen a que algunas permanezcan ancladas al círculo vicioso que suele representar la obesidad, o cuáles son las causas psicológicas de la obesidad.
- 1 Causas psicológicas de la obesidad que suelen ser inconscientes
- 2 Causas psicológicas de la obesidad: Depresión
- 3 Obesidad y ansiedad
- 4 Causas psicológicas que mantienen la obesidad
- 5 Obsesión por la comida
- 6 Pérdida de control sobre la comida
- 7 Factores que favorecen la alimentación compulsiva
- 8 Cómo disminuir la obsesión por el peso
- 9 Ansiedad por comer
- 10 Insatisfacción y alimentación, ¿cómo abordarlo?
- 11 Imagen corporal en la obesidad
- 12 ¿Es la cirugía bariátrica «el camino fácil» para perder peso?
- 13 Tratar la obesidad severa sin operación
- 14 Causas psicológicas de la obesidad: Imagen corporal y la escucha interna
- 15 Salir de la zona de confort para combatir la obesidad
- 16 La satisfacción corporal tras la cirugía de obesidad
- 17 ¿Cómo puede ayudarme un psicólogo en mi problema de obesidad?
- 18 Causas psicológicas de la obesidad: ¿Cómo distinguir entre hambre real y hambre emocional?
- 19 El reto de la pérdida de peso permanente
- 20 Conclusión
- 21 Autores
Causas psicológicas de la obesidad que suelen ser inconscientes
No es que uno conscientemente decida estar obeso y piense que le compense estar así. Tampoco se trata de que uno a sí mismo se eche la culpa por la obesidad y se fustigue por ello, ¡nada más lejos de la realidad! Se trata, pues, de darse cuenta de que las causas psicológicas de la obesidad no es solo una cuestión de hábitos alimentarios y de ejercicio, sino que tiene profundos vínculos emocionales y relacionales, que es un reflejo de cómo uno está en la vida, de cómo nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos.
Y de todo ello uno no suele ser consciente, no hay una conciencia de que eso sea así; de ahí la importancia de percatarse de estas ventajas de estar obeso. Ya que el primer paso para poder modificar algo es conocerlo, y si permanecemos sin mirar más allá, difícilmente se dará un cambio real y profundo, ya que no se puede cambiar aquello que no conocemos.
No se trata de culparse, sino de comprenderse a uno mismo y a su historia personal, se trata de mirar más allá y dejarse sentir que está pasando y que ha pasado realmente en mi vida para estar obeso.
Se trata de querer entenderse de verdad, sin juzgarse ni criticarse si no con una mirada sincera y amable a uno mismo, explorar el sentido que la obesidad tiene y ha tenido en la vida de uno.
Para que resulte más sencillo este trabajo, recomiendo que se haga acompañado/a de un especialista. En un espacio donde poder mirarse profundamente y entender las causas psicológicas de la obesidad.
No obstante, con la finalidad de que el lector pueda hacerse una idea más amplia, a continuación comentaré algunas de las principales ventajas de estar obeso que he ido observando en consulta.
Causas psicológicas de la obesidad: Protección emocional
La obesidad puede servir como una muralla, tanto física como emocional, que defiende y protege a la persona frente al exterior. Así, algunos pacientes obesos tras la cirugía bariátrica refieren sentirse más vulnerables y desprotegidos. Y esto es porque están perdiendo su colchón de seguridad frente al mundo.
Fijémonos que, por ejemplo, cuando uno da un abrazo, si tiene mucha grasa abdominal, esta hace de separación entre uno y el otro. Se forma una barrera que nos separa y distancia del otro, estamos más lejos de la otra persona.
Esta es una de las causas psicológicas de la obesidad que suele darse en personas con miedo a exponerse frente a los demás, personas que se sienten avergonzadas de mostrarse al mundo y necesitan de una barrera de protección para sentirse más seguras; el inconveniente es que al mismo tiempo se distancian y aíslan.
Los pensamientos crean realidades
Si tomamos conciencia de nuestros pensamientos y esquemas limitantes y cómo hacemos para reforzarlos, poco a poco dejaremos de creérnoslos y su poder será mucho menor; al mismo tiempo iremos adquiriendo maneras de pensar más creativas y generadoras para nuestra vida y, por lo tanto, nuevos escenarios irán apareciendo en nuestra vida.
Si comienzo a darme cuenta de que realmente eso de ser inseguro y débil está en mi pensamiento y percibo como me sugestiono con ello, poco a poco me puedo ir descubriendo mi seguridad y fortaleza.
Reforzar vínculos familiares
Las causas psicológicas de la obesidad pueden tener que ver con el refuerzo (inconsciente) de vínculos familiares que para uno son muy importantes.
Así, si hay una persona importante en mi familia (padre, madre, abuelo, tío…) a la que admiro o con la que inconscientemente me identifico, tenderé también a imitar sus comportamientos, su manera de estar en la vida e incluso su imagen física (todo esto de manera inconsciente, evidentemente).
Aquí nos podemos encontrar con que esos familiares pueden presentar obesidad, un gran descuido físico, sobrepeso u obesidad.
Aunque todo esto pueda parecer anecdótico y estrambótico, si nos ponemos en la piel de la persona cuyos referentes son obesos, hay una tendencia muy marcada a la obesidad, ya que el estar delgado supone inconscientemente el dejar de estar en ese bando y pasar a otro.
Puede representar internamente dejar de ser como mi padre, madre… Y la fidelidad a nuestra línea familiar es una de las fuerzas más importantes e inconscientes que presenta el ser humano.
Causas psicológicas de la obesidad: Rebeldía
La obesidad también puede ser una forma de rebeldía a la familia y a la sociedad que nos rodea, puesto que va en contra de los valores y estereotipos de delgadez que socialmente están establecidos. Así que de alguna manera, un obeso es un rebelde que se sale de la norma, de lo deseable.
Analizando la historia de los obesos, algunos de ellos han tenido padres, pero sobre todo madres, con una obsesión por la delgadez y por el culto al cuerpo. La queja constante de estas personas es la constante presión de su madre para que adelgacen.
Se percibe una especie de lucha interna, por un lado la persona refiere querer adelgazar pero por otro hay un resentimiento con la madre, hay un uno querer complacerla y “fastidiarla” (de manera inconsciente).
Rebeldía en pacientes intervenidos de tratamientos de obesidad
La rebeldía en pacientes intervenidos de cirugía bariátrica se da ante situaciones como tener que mostrar a un desconocido una parte dolorosa o que es considerada como muy íntima. Abrirse a otros no nos resulta fácil, y mostrarnos tal y como somos tampoco. Incluso a veces con nosotros mismos.
Por ello, podemos sentirnos invadidos ante estas circunstancias y rebelarnos de manera más o menos consciente; la mayoría de las veces no contando lo que nos ocurre o contando solo una parte.
Otra circunstancia que hace que aflore la rebeldía en pacientes intervenidos de cirugía bariátrica, se da a la hora de dejarse llevar por profesionales y seguir unas pautas concretas. Esto es así porque muchas personas, en el pasado, se han sentido sometidas a la autoridad de una manera autoritaria y rígida.
De alguna manera, estas personas inconscientemente son muy sensibles a la autoridad y a recibir órdenes, instrucciones… Internamente, les genera mucha inquietud cuando alguien les manda algo y/o tienen que seguir pautas.
Es importante subrayar que la rebeldía en pacientes intervenidos de cirugía bariátrica no suele ser consciente por la propia persona, en la mayoría de los casos.
Algunas veces el paciente lo puede vivir como un sentirse ofendido por el profesional, también como sentir que el otro le manda demasiado o bien como un retraerse y replegarse sobre sí mismo.
Confirmación de creencias y vivencias
La obesidad muchas veces confirma creencias del tipo “No soy capaz”, “Los demás me rechazan”, “No gusto a los hombres/mujeres”… Estas creencias aunque aparentemente negativas suelen estar muy arraigadas en la persona, las vive como la realidad, como lo que realmente pasa. De tal manera que de manera inconsciente la persona vaya a cumplir con esas creencias, con esa realidad.
Es decir, si yo desde pequeño he sentido que los demás no me aceptan, voy a creer que no soy aceptable y por tanto voy a comportarme como una persona que no es aceptable por los demás, y en este punto entra claramente la obesidad, confirmando y apoyando esa realidad.
Causas psicológicas de la obesidad: Ocupar mucho espacio
La obesidad puede ser una manera de ocupar más espacio, de imponer, de ser más grande de cara a los demás. Así pues, si hay personas que desean poder y ser vistas y “respetadas” (más bien temidas) que pueden utilizar la obesidad con este propósito.
Recuerdo el caso de varios pacientes, que antes de operarse decían que uno de los miedos que tenían al intervenirse es dejar de ser respetados en su ámbito profesional, ya que la obesidad les brindaba notoriedad y una manera de imponerse a los demás; expresaban también su miedo a “quedarse en muy poca cosa” tras la cirugía.
Tapar situaciones traumáticas
Detrás de muchas personas con obesidad podemos encontrar situaciones traumáticas muy dolorosas: abusos, sentirse menospreciado, baja autoestima… Cuando la persona se centra en esa obesidad, se obsesiona con bajar de peso, se cree que esta es el centro de su sufrimiento y se olvida de sí misma, de su dolor, de lo pasado.
Hay como la idea de que adelgazando todos los problemas van a desaparecer, pero luego al adelgazar van contactando con ese dolor. Y una de dos, o vuelven a engordar (y taparlo de nuevo) o toman conciencia y lo asumen y sostienen.
Causas psicológicas de la obesidad: Depresión
Numerosos estudios revelan que existe una fuerte relación entre depresión y obesidad. En este sentido, la depresión puede ser tanto causa como consecuencia de la obesidad, incluso después de una operación de Bypass Gástrico.
Muchas personas que padecen sobrepeso desde la niñez, se han sentido marginadas por sus compañeros en el colegio. Por ello pueden haber experimentado un gran rechazo. A medida que el niño crece, su autoestima va bajando hasta llegar, en algunos casos, a llevarles a padecer depresión.
Estas personas están muy pendientes de las opiniones de los demás. Y poseen muchos pensamientos negativos sobre su aspecto y su vida en general. A menudo se enfrentan a numerosas dietas que son incapaces de realizar. Esto puede ser debido a su bajo estado de ánimo, su falta de energía y sus dificultades para relacionarse y para realizar actividades que les resulten placenteras.
La depresión suele provocar que la persona se vuelva pasiva, y los medicamentos recetados para tratar la depresión o la ansiedad, provocan con frecuencia subidas de peso.
Es necesario superar la depresión antes de plantearse realizar cualquier tipo de tratamiento dietético, y desde luego, de plantearse una intervención quirúrgica. Para ello, es recomendable realizar psicoterapia y, en algunos casos, tomar una medicación adecuada que facilite la mejoría.
Obesidad y ansiedad
Cuando hablamos de ansiedad y obesidad en lo referente a la alimentación, nos referimos a un estado de nerviosismo o inquietud que aparece a ciertas horas del día y que nos lleva a comer en exceso sin tener realmente sensación de hambre. Este es uno de los problemas que más dificulta el poder mantener una dieta y adquirir unos hábitos alimenticios adecuados después de una operación de Bypass Gástrico.
Las causas de la ansiedad a la hora de llevar a cabo un régimen dietético pueden ser diversas. En muchos casos, esta ansiedad está originada por dietas hipocalóricas demasiado estrictas, las cuales prohíben ciertos alimentos “muy apetecibles” de los que nos cuesta prescindir.
La obesidad se asocia en ocasiones a pérdida de autoestima y pensamientos inductores de depresión. La depresión induce a comportamientos alimentarios inadecuados que causan obesidad. Es un círculo pernicioso que se debe detectar y tratar.
Causas psicológicas que mantienen la obesidad
Hoy en día la obesidad se reconoce como una pandemia que subyace a una variedad de problemas de salud y tiene un impacto negativo en múltiples aspectos de la calidad de vida, incluyendo la salud física, mental y emocional, las relaciones sociales, así como el desarrollo personal y laboral.
¿Has sentido alguna vez que has comido más de lo que realmente deseabas?
Hay diferentes motivos que pueden llevarte a consumir más alimentos de los que tu cuerpo necesita. Incluso cuando eres consciente de que este comportamiento acabará, antes o después, en un aumento de peso perjudicial para tu salud y apariencia física.
Muchas personas, ya sea durante un régimen dietético o después de haberlo finalizado, experimentan ansiedad o depresión. Para lidiar con estos sentimientos, a menudo vuelven a sus hábitos alimenticios. Conduce a la reganancia del peso perdido e incluso muchas veces provoca el famoso efecto rebote de las dietas restrictivas.
Como bien es sabido, hay ciertos síntomas y trastornos psicológicos que pueden afectar al apetito, ya sea aumentándolo o disminuyéndolo. Sin embargo, también hay otros factores o motivos menos conocidos que también nos llevan a comer más de lo que realmente nuestro cuerpo necesita.
Valor emocional de los alimentos
Muchos alimentos, además de propiedades nutricionales, tienen un valor simbólico y emocional debido a su asociación con recuerdos, situaciones, personas o etapas de la vida.
Las personas tendemos a perseguir e intentar conseguir aquellas cosas o situaciones que por alguna razón nos resultan gratificantes. Pero muchas veces que ocurra una situación deseada va unida a otra que no es tan agradable, en este caso la obesidad sirve como excusa para no lograr aquello que se desea, por lo que los kilos de más no es la causa de las limitaciones si no una excusa para no hacer aquello que se haría de no tenerlos.
La estabilidad psicológica requiere un equilibrio entre satisfacciones e insatisfacciones. Cuando las frustraciones predominan de manera constante, las personas buscamos restaurar el equilibrio para mantener la salud mental.
Algunas personas recurren regularmente a la comida como una forma de compensar insatisfacciones permanentes en algún área de su vida: trabajo, familia, pareja, amistades, entretenimientos…
La comida, para algunas personas, es una vía de escape para no pensar en los diferentes problemas que tienen y el malestar que le provocan. Utilizan ciertos alimentos como una estrategia de evasión, dejando los problemas “en espera” en lugar de enfrentarse a ellos.
Causas psicológicas: la multicausalidad de la obesidad
La etiología de la obesidad es multicausal. La génesis de la obesidad no se atribuye principalmente a una causa psicológica concreta, sino más bien a la interacción de ciertas características psicológicas que interactúan con otros factores, tales como la herencia genética, la falta de actividad física, los hábitos alimenticios e incluso algunas enfermedades y tratamientos farmacológicos asociados a las mismas.
Por lo tanto, es de gran importancia abordar el problema de la obesidad bajo un enfoque multidisciplinar, que involucre a profesionales médicos, nutricionistas y psicólogos.
Estos últimos trabajarán con variables cognitivas, variables afectivas y variables ambientales. Para comprender y trabajar en la singularidad del problema de la obesidad en cada persona.
Obsesión por la comida
La obsesión por la comida es uno de los problemas principales que refieren los pacientes cuando llegan a nuestra consulta. Algunos lo viven como un ansia irrefrenable que se apodera de ellos, otros como una apetencia desmesurada.
La comida y su control, se suelen convertir en ejes básicos de la vida de la persona, de tal manera que muchas veces esta obsesión por la comida es el enemigo número uno a batir y a la vez, puede ser una gran fuente de placer. Es una sensación que puede disminuirse tras una operación de Manga Gástrica.
La pérdida de control sobre la comida es uno de los aspectos que más se suelen abordar con los pacientes obesos que acuden a nuestra consulta. Esta falta de control prolongada en el tiempo es una de las principales causas psicológicas del desarrollo progresivo de la obesidad.
Esta pérdida de control sobre la comida se puede dar de diversas formas: picoteo compulsivo, atracones, comilonas… Lo que une a todas estas circunstancias es que el sujeto siente que de alguna manera pierde la voluntad sobre lo que desea comer y a pesar de no tener hambre, no puede evitar la ingesta.
Pérdida de control sobre la comida
La pérdida de control sobre la comida suele acarrear en la persona un sentimiento de impotencia y de culpa, ya que por más que intenta frenarlo, no es capaz. Y la culpa viene dada por la sensación de estar haciendo algo que no debe, que no toca. Se siente mala persona y le es muy difícil, si no casi imposible ponerle remedio.
En la mayoría de las ocasiones, la pérdida de control sobre la comida viene alternada con periodos o momentos de mucho control alimentario, donde la persona realiza una dieta muy estricta y se siente realizado y orgulloso de ello. El problema aquí radica que esta situación suele ser un espejismo, ya que a la mínima recaída la persona vuelve enteramente al patrón anterior de descontrol.
Esta recaída suele darse por varias circunstancias:
- La persona deja de bajar de peso y se desmotiva
- Hay un periodo de mucho estrés y a la persona le es imposible mantener el control
- Eventos sociales y festivos hacen que la persona vuelva a comer de todo
- La persona se cansa de tanta dieta estricta
La cirugía bariátrica, junto con un apoyo y seguimiento multidisciplinar se presenta como una solución efectiva y duradera para este círculo vicioso de la pérdida de control sobre la comida. Así lo refieren la mayoría de los pacientes intervenidos, que comentan sorprendidos y aliviados como el ansia y la compulsión por la comida desaparecen totalmente y pueden tener una relación “relajada” con la comida, sin ese impulso que les desbordaba en el pasado.
Factores que favorecen la alimentación compulsiva
La alimentación compulsiva es uno de las principales causas psicológicas que forman la obesidad y el sobrepeso. La persona siente una necesidad imperiosa e impostergable de comer, generalmente alimentos hipercalóricos, “prohibidos”. Muchas veces se refiere también a una dificultad para parar y sentirse lleno, sensación de culpa y remordimiento.
Esa es la principal diferencia del hambre, donde la persona quiere comer sin que tenga que ser un alimento hipercalórico y al comer se siente saciado, desapareciendo el impulso durante horas. Mientras que en la compulsión alimentaria es posible que, aun estando lleno, la persona siga comiendo y al poco de comer puede volver a sentir este impulso irrefrenable.
Estos son algunos de los principales factores que favorecen la alimentación compulsiva:
Descontrol en los horarios de las comidas
El comer cada vez a una hora, el no dedicar un tiempo adecuado a comer y el comer cualquier cosa son el caldo de cultivo para experimentar ansia por los alimentos. En cambio, si se mantiene unos horarios en las comidas, se dedica un espacio adecuado a comer de manera nutritiva, es mucho más fácil manejar esta compulsión alimentaria.
Momento vital estresante
Este es uno de los factores que favorecen la alimentación compulsiva de manera más señalada, ya que si internamente estamos sometidos a una alta tensión interna, buscaremos de manera más o menos consciente una manera de calmarnos y relajarnos. Es básico solucionar las fuentes de estrés, tomar consciencia de qué necesidades básicas no están siendo cubiertas.
Causas psicológicas de la obesidad: Dificultad para renunciar a los deseos y caprichos
La persona no se da cuenta de que ese impulso de “la gula” no viene del disfrute sino que tiene un componente adictivo, y que para conseguir lo que realmente queremos debemos renunciar a pequeñas cosas para mejorar en calidad de vida.
Sedentarismo
El estar todo el día sin moverse es uno de los factores que favorecen la alimentación compulsiva, porque un cuerpo que no se mueve lo suficiente tiene menos vitalidad y energía. La persona puede entrar en un bucle de cada vez sentirse más pesado y con menos ganas de moverse, que a su vez le hace comer más.
Comer deprisa, engulliendo y sin conciencia
Está demostrado que uno de los factores que favorecen la alimentación compulsiva (una de las causas psicológicas de la obesidad) es la ingesta rápida. Comiendo rápido nos descontrolamos de la cantidad de comida que es necesaria y es mucho más fácil comer de más y comer alimentos de mala calidad.
Cómo disminuir la obsesión por el peso
La obsesión por el peso es un fenómeno muy frecuente, sobre todo en las personas que realizan algún tipo de dieta de adelgazamiento. La mayoría de las personas lo hacen pensando que así conseguirán realizar un mejor seguimiento de su proceso. Sin embargo, a la larga estas personas pueden darse cuenta de su error.
El pesarse de manera frecuente no es útil
En muchas personas está la idea de que mientras se pesen de manera muy frecuente adelgazarán o no engordarán y que si dejan de pesarse, entonces comenzarán a engordar. Existe la creencia casi mágica de que la obsesión por el peso les ayuda a comer mejor y a no descontrolarse.
La realidad, en cambio, nos dice que pesarse de manera muy frecuente (más de 1 vez cada 15 días) no aporta ninguna información de relevancia, ya que en tan poco tiempo los cambios en el peso suelen ser muy pequeños y en estos márgenes entran muchas variables.
Causas psicológicas de la obesidad: La obsesión por el peso lleva a fracasar en los cambios alimentarios
Recomendamos no pesarse en exceso porque hemos observado que las personas con esta obsesión por el peso tienden a adelgazar menos, a realizar cambios menos duraderos en sus hábitos, a frustrarse más y a valorar menos el proceso realizado.
Todo esto es así porque la obsesión por el peso lleva a un exceso de exigencia, a una alerta casi constante por el peso, a valorar más lo que dice la báscula que los cambios introducidos. La persona está más preocupada por si engorda o no baja lo suficiente, sufre si no engorda o no baja lo esperado.
También se suelen poner metas muy rígidas, que difícilmente llegan a alcanzar o a mantener. En fin, un esfuerzo muy grande, que a la larga les pasa factura y hace que consigan justo lo contrario de lo que buscaban.
Trucos para disminuir esta obsesión por el peso
Para evitar la tentación de pesarse más a menudo, puede quitar la báscula de los sitios que se nos hagan presentes, por ejemplo que no esté disponible a la vista o que esté en un sitio de acceso más complicado.
También podemos redirigir ese impulso, cada vez que quiera pesarme trato de hacer un autocuidado, por ejemplo me pongo una loción facial, me digo algo positivo sobre mí mismo, o digo un NO rotundo en voz alta y me doy la vuelta por donde he venido.
Si aún así me sigo pesando con mucha frecuencia, se recomienda deshacerse de la báscula y pesarse en una vez por semana en una farmacia que esté a una distancia de unos 5-10 minutos de casa, y que no pille de paso de ninguna de las rutas que solemos realizar diariamente (hemos de ir a propósito a la farmacia).
Por último, hemos de tener como norma que solo nos pesaremos en dicha farmacia, que será el único peso fiable para nosotros, a parte del especialista.
Ansiedad por comer
La sensación de ansiedad es algo normal y recurrente en todas las personas. Resulta útil ponernos en “alerta” por ejemplo, ante una reunión de trabajo o un examen.
Pero lo que es realmente molesto de la ansiedad, es cuando esta aparece de forma desajustada respecto a la situación que la ha generado.
Los trastornos de ansiedad se caracterizan por presentar un miedo o ansiedad intensa y/o una preocupación excesiva. Estos trastornos generan un importante malestar y afectan al funcionamiento habitual de la persona. En función de cuál sea el foco principal de la preocupación, se habla de un trastorno u otro.
En las primeras conversaciones con los pacientes en consulta, muchas veces hablamos de “la ansiedad por la comida”. Sin embargo, realmente no siempre se trata de ansiedad. Este término se aplica como un cajón desastre a toda una serie de motivaciones o maneras de alimentarse que son percibidas como anómalas por los propios pacientes.
Intentamos conseguir en consulta que cada persona pueda describir mejor lo que le ocurre cuando hace referencia a su sensación de ansiedad por la comida.
Insatisfacción y alimentación, ¿cómo abordarlo?
La insatisfacción se suele mostrar como un hastío, uno tiene pocas ganas de hacer nada, parece que no hay nada que realmente merezca la pena. O puede que en la teoría sí que haya algo que motive, pero después de la hora de llevarlo a cabo el impulso desaparece. Físicamente, suele haber sensaciones desagradables, sobre todo en la boca del estómago, puede ser un nudo, un vacío, un peso…
Casi al mismo tiempo aparece el impulso de comer algo (sobre todo dulce y carbohidratos); entonces la persona tiene la sensación de que, al menos momentáneamente, se calma y desaparece o disminuye esa sensación (hasta que se vuelva a contactar con esa sensación de nuevo, y el proceso se volverá a repetir). Esto suele darse fundamentalmente en momentos de mayor aburrimiento. La persona, al parar su actividad, contacta de lleno con esta sensación, que inconscientemente ha estado evitando.
Como en la mayoría de las circunstancias, el primer paso es ser consciente de que realmente hay una relación entre ese picoteo y como me siento yo. Primero pues, es básico darse cuenta que en mi cuerpo hay unas sensaciones. Emociones que yo califico como desagradables y que, por no quererlas sentir, voy y como.
Luego es importante dejarse sentir esas sensaciones y emociones en el día a día, sentir la falta de satisfacción en la vida y la tristeza, miedo, rabia… que me provoca. Y sostenerlo, sin querer cambiar nada. Así la persona se va dando cuenta que está insatisfecha con su vida, puede ser que sea con su pareja, con su trabajo, con sus relaciones, con la relación consigo misma…
La solución ante la insatisfacción y la alimentación
Antes de hacer ningún cambio en la vida, es importante dejarse sentir esta insatisfacción y las emociones que la acompañan. Aquí seguramente irán apareciendo vivencias pasadas de la persona, vacíos, y determinados mecanismos en los que la persona se escuda para no mover ficha, para seguir una vida que no le llena.
La solución pues no está en dejar de picar y ya está, intento que ya ha hecho la persona una y otra vez fracasando. La solución está en atender a ese picoteo como un síntoma de que algo le está pasando a la persona, que está experimentando una profunda sensación de vacío e insatisfacción. Y sólo si eso es atendido, se podrá solventar la situación. Porque una vez que uno es plenamente consciente de lo que siente, es mucho más fácil tomar decisiones conectadas con las necesidades y deseos propios.
Imagen corporal en la obesidad
La imagen corporal es la manera en que uno percibe, imagina, siente y actúa respecto a su propio cuerpo. La imagen corporal en la obesidad suele mejorar en los pacientes operados de Bypass Gástrico. Se contemplan aspectos perceptivos, subjetivos (satisfacción o insatisfacción, preocupación, evaluación cognitiva, ansiedad) y aspectos conductuales.
- Componente perceptual: precisión con que se percibe el tamaño corporal de diferentes segmentos corporales o del cuerpo en su totalidad: sobreestimación (percibir el cuerpo en unas dimensiones mayores a las reales) o subestimación
- Componente subjetivo (cognitivo-afectivo): actitudes, sentimientos, cogniciones y valoraciones que despierta el cuerpo, principalmente el tamaño corporal, peso, etc.
- Componente conductual: conductas que la percepción del cuerpo y sentimientos asociados provocan (conductas de exhibición, conductas de evitación, etc.)
¿Qué alteraciones se producen en el paciente obeso?
- Insatisfacción corporal: supone el grado en que los individuos valoran o desprecian su cuerpo
- Distorsión de la imagen corporal: imprecisión en la determinación del tamaño corporal
¿Por qué tantas mujeres están tan insatisfechas con su imagen corporal en obesidad?
- Las mujeres especialmente han “internalizado” unas normas culturales sobre el atractivo físico. En la actualidad, el ideal de belleza pone gran énfasis en la delgadez y en el peso bajo; sin embargo, esto no significa que la delgadez sea bella o estética en sí misma, ni desde luego saludable.
- Este ideal puede ser considerado atractivo, pero cae dentro de lo que correspondería al infrapeso, siendo un ideal no saludable. Si tomamos ese ideal como referencia de comparación, muchas mujeres se verán gordas; sin embargo, no es el ideal cultural el que define la obesidad o delgadez de una persona, sino el ideal médico.
Causas psicológicas de la obesidad: Cómo romper con la presión social
Primeramente, hemos de aceptar que somos como somos, que tenemos el cuerpo que tenemos y que no somos perfectos, y aceptarnos y querernos a pesar de no ser perfectos.
Así nos hemos de plantear por qué deseamos adelgazar, para qué y sobre todo cuáles son las causas psicológicas de nuestra obesidad y cuáles son nuestros hábitos que la están fomentando. Para estos dos últimos puntos sería casi imprescindible la presencia de un psicólogo y nutricionista, que nos ayudarán a explorarnos y mirar la realidad de otra manera.
También hemos de cuestionar los valores de esta sociedad, de la presión social, rebelarnos contra las creencias e ideas que nos parecen injustas y devastadoras. Existen muchos hombres y mujeres con obesidad y sobrepeso que han tenido éxito, que son felices, que tienen relaciones de pareja y amistades consolidadas; que se quieren y valoran a sí mismos.
Si por motivos de salud y de sentirnos más ligeros, decidimos tomar medidas para perder peso, hemos de ser conscientes de que cualquier solución en la que nos presionemos en exceso, nos exijamos mucho y hagamos un esfuerzo desmedido, tarde o temprano tendrá un efecto rebote considerable.
Por todo ello, un buen conocimiento nutricional y de factores psicológicos que afectan a nuestra alimentación se convierten en ejes fundamentales para asegurar una buena bajada de peso, e incrementar enormemente las posibilidades de éxito a medio y largo plazo.
¿Qué hago cuando los demás me hacen comentarios con respecto a mi imagen corporal en obesidad?
- Hacedles saber que sus comentarios son desagradables y frustrantes para vosotros/as
- Haced esto de forma amable, sin gritar, discutir o llorar
- Si no funciona en un primer momento, volved a hacerlo. A veces es necesario repetirlo dos o tres veces.
- Habrá momentos en los que no tendréis sensaciones positivas respecto a vuestra apariencia; sentirse maravillosamente bien con vuestro cuerpo siempre es una idea irreal
¿Cómo prevenir el malestar con nuestra imagen corporal?
Si sabéis que os tenéis que enfrentar a una situación que os hace sentir mal con vuestra apariencia:
- Adelantaos a la situación para prevenir posteriores pensamientos
- Identificad esas situaciones de antemano
- Pensad qué puede pasar
- Qué consecuencias negativas tendrá en vuestros sentimientos
- Qué técnicas emplearéis para combatir esos sentimientos
- Desarrollar un plan
- Imaginad que estáis en la situación
- Imaginaos manejando la situación, corrigiendo los pensamientos
- Después de haber practicado en la imaginación será mucho más fácil enfrentar la situación real
- El objetivo es enfrentaros a la situación y no una ejecución perfecta
- Ser realistas, el cambio necesita tiempo
- Recompensaos
Causas psicológicas de la obesidad: ¿Cómo tratar mi problema de autoimagen?
En primer lugar, el objetivo irá encaminado a aprender a valorar correctamente la amplitud de cada parte de mi cuerpo, así como a detectar pensamientos negativos relacionados con mi imagen corporal en obesidad. Valorar si son exagerados y construir otros pensamientos más adaptados. En definitiva, aprender a valorarme más objetivamente, a sentir menos malestar y conseguir que la persona cambie su mente respecto a su cuerpo.
¿Qué dice mi obesidad de mí?
Muchas personas obesas suelen ser personas que tienen dificultades en atenderse a ellas mismas, en velar por sus necesidades y acaban siendo las últimas. Por lo tanto, es obvio que si no cuidas lo que comes, ni cuándo, ni proporcionas a tu organismo del movimiento tan necesario, este manifiesta dicho descuido.
Por ello, es importante que nos planteemos, que miremos más allá de nuestro impulso por la comida. Que seamos conscientes de que nos está llevando a comer en mayor cantidad, en mayor frecuencia o de peor calidad.
La mayoría de estas “causas” (no suele ser una sola, sino ser un compendio de varias, un proceso) tienen que ver con sucesos y eventos experimentados en el pasado, con nuestra manera de posicionarnos en el mundo desde que éramos pequeños. Con nuestras maneras de afrontar determinadas situaciones.
También puede pasar que a raíz de algún proceso en nuestra vida adulta desarrollemos obesidad. En este caso, hemos de explorar cómo nos posicionamos nosotros ante dicho evento, que nuestro recurso y protección fue la comida o la obesidad.
Un claro ejemplo lo constituyen personas que tras una dolorosa separación o pérdida de alguien cercano, se refugian en la comida, como manera de llenar su sensación de carencia.
¿Conviene contar que me voy a operar de obesidad?
Tomar la decisión de si contar que me voy a operar de obesidad o no dependerá de nuestra manera de ser y de la idea que se tenga de la intervención. Es decir, si se tiene la idea de que se está realizando una intervención necesaria para el bienestar personal y psicológico, que es totalmente normal, lo más probable es que se hable abiertamente.
En cambio, si la persona ve algo “reprochable” en la intervención o si se es muy celoso de la vida privada e íntima, las decisiones que tome la persona son bien diferentes.
Desde Clínicas Obésitas aconsejamos llevar la intervención en el menor secretismo posible siempre que lo desee y se siente capaz, de tal manera que las personas de alrededor se adapten a los nuevos hábitos del paciente y este no tenga que estar haciendo un esfuerzo extra en ocultar la intervención (lo que le añadiría una preocupación más).
Recibir cumplidos tras la cirugía bariátrica
Recibir cumplidos tras la cirugía bariátrica es una de las situaciones más frecuentes que experimenta el paciente. Aunque pueda parecer extraño, muchos de ellos refieren experimentar sensaciones encontradas en este tipo de circunstancias.
Hay personas que huyen de ser el foco de la atención de los demás, por ello, el comenzar a recibir cumplidos sobre la imagen corporal tras la cirugía de obesidad se convierte en una situación incómoda, ya que no saben dónde meterse ni cómo reaccionar, sienten mucha vergüenza y les gustaría esconderse y que nadie le dijera nada.
También hay personas que se frustran cuando los demás no les comentan lo delgadas o lo bien que se ve su imagen corporal tras una operación de obesidad. Estos pacientes pueden dudar de que realmente no estén adelgazando de manera significativa o bien de que el otro sienta envidia.
El trabajo con estos pacientes consiste en ayudarles a que tomen estas situaciones como una oportunidad de crecimiento, de permitirse mostrarse a los demás, al mundo y dejar de esconderse.
¿Es la cirugía bariátrica «el camino fácil» para perder peso?
Una enfermedad tan compleja como la obesidad con factores genéticos, epigenéticos y ambientales, que puede requerir de distintos especialistas para su correcto tratamiento (médico general, endocrino, cirujano, nutricionista, psicólogo, preparador físico, etc.) nos da a entender que hay muchas variables a tener en cuenta para considerarlo un camino fácil.
Aunque resulte paradójico, en Clínica Obésitas tenemos costumbre de decir que los mejores resultados tras la cirugía se consiguen cuando el paciente deja de enfocarse sólo en la bajada de peso, y se centra en mantener una buena relación emocional con la comida. Esto es tremendamente complicado porque en muchos casos, la relación que se ha establecido previamente con la báscula únicamente contempla el éxito cuando se baja de peso. Si solo se tiene en cuenta eso, algunas personas pueden pensar que con que el peso baje es suficiente, lo cual es un error de base, en la conceptualización del tratamiento.
Uno de nuestros grandes objetivos es que el paciente vea la bajada de peso como un resultado secundario a unas buenas conductas alimentarias, esto es clave porque de esta manera el paciente deja de atribuir la total responsabilidad del resultado a la cirugía y logra establecerse como parte activa del tratamiento.
Una de las preguntas que más nos hacen los pacientes es si podemos conseguir esto sin cirugía. Nosotros siempre estamos de acuerdo con que merece la pena intentarlo de otras formas antes de plantearse una cirugía.
Tratar la obesidad severa sin operación
Perder peso es fácil. Mantener esa pérdida de peso a medio plazo, es difícil. Perder mucho peso es difícil. Mantener una pérdida de peso importante es todavía más difícil, aunque no imposible.
Las recomendaciones serían:
- Si es posible, busque la ayuda de un equipo de especialistas que trabajen habitualmente con estos grados de obesidad. Es conveniente, por no decir imprescindible, la colaboración de un psicólogo y de un preparador físico, además de un nutricionista.
- Cambie de estilo de vida. No utilice o disminuya el uso del coche, del transporte público, de los ascensores… No se piense dos veces levantarse para ayudar o realizar cualquier cosa, sea usted el primero en levantarse.
- Cambie sus hábitos dietéticos. Coma diariamente fruta, verdura, leche y derivados, legumbre y cereales. Coma poca carne y más pescado. Evite todos los alimentos precocinados y de producción industrial; aquí se incluye toda la pastelería y la bollería, el pan, las pastas italianas fundamentalmente. No utilice azúcar ni bebidas azucaradas.
- Realice ejercicio físico. Lo mejor con un preparador físico, e inicialmente bajo supervisión médica, sobre todo si tiene problemas de salud. El ejercicio ideal es el aeróbico y repetitivo, de movimientos poco complejos para evitar lesiones (nadar, andar, cinta, bicicleta, remo). Cuando ya se ha perdido peso y el organismo ya está entrenado, pueden realizarse ejercicios menos monótonos y quizá más entretenidos, combinando o no con ejercicios anaeróbicos moderados de tonificación (pequeñas sesiones de levantar pesos pequeños o similar). El tiempo mínimo debería ser de una hora por sesión y al menos 5 días a la semana durante la pérdida de peso y 3 días de mantenimiento.
Cambiar el fenotipo
Recientemente, se ha acuñado el término “epigenética”, que es todo aquello que un individuo puede realizar a través de su propia voluntad y disciplina, y que puede cambiar su fenotipo. Imagine que alguien crece en la pubertad con una clara tendencia al sobrepeso, con una baja musculación y carácter perezoso para el ejercicio físico.
Pero esa persona decide cambiar, y comienza a realizar ejercicio físico de forma consciente y persistente, hasta que pierde el exceso de grasa, se muscula correctamente, y además consigue disfrutar con el ejercicio. Consigue un cambio integral en su vida que finalmente acaba en una manifestación distinta de su fenotipo.
El mensaje es que todos somos un diamante en bruto, y que cada uno lo puede pulir con esfuerzo, como él desee.
Causas psicológicas de la obesidad: Imagen corporal y la escucha interna
La obesidad y la escucha interna están relacionadas porque una persona que se escucha, que se tiene en cuenta, es muy difícil que coma más cantidad de comida de la que necesita, que picotee de manera indiscriminada, que lleve una vida sedentaria, que coma compulsivamente…
Las personas obesas (al igual que muchas otras) viven en una gran desconexión de su cuerpo y de sus emociones y a la más mínima contrariedad o sensación desagradable la acallan con algún tipo de actividad, y sobre todo, comiendo.
Suelen decir que la comida les da placer, les calma, les llena ese vacío interno, les quita esa sensación de malestar e incluso muchos reaccionan de manera automática sin conciencia de ese malestar.
La cirugía bariátrica tiene un papel muy importante sobre la escucha a las sensaciones corporales. Los pacientes operados refieren una mayor conexión con su sensación de llenado y también de hambre.
Comen más despacio y al principio, para no tener molestias, le tienen que dedicar mucha atención a las sensaciones que vienen del estómago.
Por lo tanto, aumenta la escucha al cuerpo y a sí mismos. De hecho, muchos pacientes suelen relatar que a raíz de la operación están más en contacto con lo que necesitan y con lo que no les sienta bien en sus vidas.
Por lo tanto, la operación puede ser una buena oportunidad para el cambio, siempre y cuando el paciente esté abierto y predispuesto a ello.
La responsabilidad propia del paciente obeso
La responsabilidad propia el paciente obeso tiene que ver con asumir que la actitud y las acciones que uno hace son decisivas para el éxito del proceso.
Es imprescindible una actitud proactiva del paciente, es decir, que se implique en el proceso, que se escuche a sí mismo y a su cuerpo, que siga las pautas de los profesionales que le asesoran, que si experimentan algún problema enseguida llamen y acudan a consulta.
La responsabilidad propia del paciente obeso le remite a encargarse de sí mismo y del proceso. Está claro que la cirugía tiene un papel muy importante y le supone un gran apoyo para poder realizarlo de manera correcta y óptima.
Pero si, por ejemplo, el paciente no realiza todas las ingestas, bebe mientras come, come deprisa, no respeta la sensación de saciedad… es obvio que la eficacia de la intervención irá perdiendo fuerza conforme pase el tiempo y surgirán más problemas asociados a dicho descuido.
Salir de la zona de confort para combatir la obesidad
Salir de la zona de confort para combatir la obesidad es la única manera para aprender y evolucionar. Supone ir hacia otra zona nueva, desconocida, en la que dejamos de tener control y nos arriesgamos a experimentar lo nuevo.
Es decir, en nuestra vida muchos de nosotros solemos quedarnos una y otra vez en lo que ya conocemos, lo que nos es familiar y cómodo. No necesariamente implica que sea agradable, de hecho la mayoría de las veces no lo es.
Estar en nuestra vida en esta zona de confort nos aporta tranquilidad, seguridad; no tenemos grandes sobresaltos pero tampoco nos sentimos vivos ni aprendemos, ya que nos quedamos experimentando lo que ya conocemos.
Por ejemplo, si desde que éramos pequeños hemos aprendido a ser obedientes y sumisos a los demás, mi zona de confort será todo lo referente a dejarse llevar por la opinión de otros, no tomar la iniciativa y sentirnos pequeños ante los demás.
La obesidad para algunas personas puede ser su zona de confort puesto que es lo que conocen y han vivido desde hace años, y han aprendido a vivir y relacionarse desde ahí.
Es mejor dar pasos pequeños pero que podamos asumir aunque nos suponga cierta incomodidad que cambios bruscos que nos van a hacer volver a la zona de confort, donde nada nuevo sucede y no aprendemos ni crecemos como personas.
La satisfacción corporal tras la cirugía de obesidad
La satisfacción corporal tras la cirugía de obesidad de los pacientes es uno de los elementos más importantes a tener en cuenta una vez transcurrido el periodo de adelgazamiento tras la cirugía bariátrica.
Cómo se siente el paciente con su propio cuerpo, qué emociones experimenta al mirarse, al contactar con su cuerpo… todo puede marcar el estado de ánimo de la persona.
Estos son los diferentes escenarios que puede sentir el paciente una vez transcurrido el proceso de pérdida de peso. Que no únicamente dependen de los resultados objetivos tras la intervención, sino que también de la actitud de la persona con su cuerpo. Estos son los diferentes grados de satisfacción con la imagen corporal tras la cirugía de obesidad:
Alta satisfacción con la imagen corporal tras la cirugía de obesidad
Ocurre cuando la persona está a gusto con su cuerpo. Aunque vea defectos o imperfecciones, las asume como naturales y no le impiden disfrutar de su cuerpo, tener una buena movilidad, ir a la playa y a la piscina.
La persona no se siente “horrible” al mostrar su cuerpo, en mayor o menor medida. Estos casos se dan sobre todo en perfiles de pacientes que no son exigentes con su imagen corporal en obesidad, que han obtenido resultados medianamente buenos en cuanto al descuelgue de la piel y con confianza en sí mismos (y no tanto en su imagen exterior).
Satisfacción de la imagen corporal media tras la cirugía de obesidad
La persona experimenta cierto disgusto con su cuerpo pero es asumible por ella y puede llevar su día a día sin grandes problemas. Las molestias y sentimientos negativos no son lo suficientemente grandes para influirles en su estado de ánimo, relaciones sexuales, afectivas, sociales, etc.
Este grado de satisfacción corporal se da en personas:
- Con resultados físicos muy buenos pero muy exigentes
- Con resultados físicos muy malos pero que no dan importancia a su imagen corporal
- Personas con resultados moderados y no excesivamente exigentes con su apariencia física
Baja satisfacción con la imagen corporal, causas psicológicas tras la cirugía de obesidad
Es en estos casos cuando la persona suele tomar la decisión de someterse a alguna cirugía plástica postbariátrica. Ocurre cuando el volumen corporal perdido ha sido muy considerable, en personas que no han realizado suficiente ejercicio físico o con propensión para que su piel se descuelgue con facilidad.
Y también a esto se ha de sumar una insatisfacción con esta situación, ya sea con su imagen corporal tras una operación de obesidad o incluso por cuestiones prácticas a la hora de vestirse.
Como es de esperar, se da más en personas jóvenes y en mujeres, que padecen una “mayor presión” sobre su imagen y una mayor dificultad para generar músculo y obtener mejores resultados estéticos. Incluso en estos casos la persona puede plantearse no realizar ninguna cirugía, tratamientos médico estéticos o cirugía estética.
Lo importante en cualquier situación es que el paciente se sienta atendido y aconsejado por profesionales especializados. Se le pueda brindar un apoyo y soporte en la decisión que este tome, respetándola en todo momento. Y en el caso que el paciente no tenga clara la decisión, proporcionarle un espacio para ello.
¿Cómo puede ayudarme un psicólogo en mi problema de obesidad?
Un psicólogo es un profesional de la conducta humana. Enseña una serie de habilidades, técnicas y de estrategias psicológicas para conseguir que las personas afronten los problemas de manera adecuada hasta superarlos.
El psicólogo es como un entrenador; pero eso sí, el entrenador no corre por el atleta, el psicólogo no se enfrenta al problema del paciente. Nos enseña cómo manejar la situación-problema, y es el paciente el que debe afrontarlo.
La obesidad es un problema en el que intervienen múltiples variables, genéticas, biológicas, psicológicas, de comportamiento y sociales; por ello, es necesario realizar una evaluación individualizada por especialistas de distintas áreas, que nos indique cuáles son los problemas más relevantes en cada paciente, y en función de ello determinar la intervención más idónea.
El tratamiento de los factores psicológicos asociados a la obesidad (ansiedad, autoestima deteriorada, falta de recursos para hacer frente a los problemas cotidianos de autocontrol, los pensamientos distorsionados relacionados con la comida y el peso, etc.), permiten una mayor adhesión al tratamiento y un cambio de actitud ante su problema.
Causas psicológicas de la obesidad: ¿Cómo distinguir entre hambre real y hambre emocional?
Puede que el hambre emocional sea una de las cuestiones más importantes durante el tratamiento psicológico de la obesidad. En general, cuando se distingue entre estos dos tipos de hambre, las personas les suele sorprender no haber escuchado antes esta distinción.
- El hambre real hace referencia a patrones de conducta que se rigen por la homeostasis fisiológica, es decir, se guían por un proceso de regulación interna a través del cual el cuerpo nos manda señales de hambre y saciedad para obtener los nutrientes que le son necesarios, de esta forma nos alimentamos y obtenemos la energía suficiente para realizar nuestras funciones vitales.
- El hambre emocional se relaciona con el comer compulsivo, es decir, con una manera de comer que va más allá de las necesidades reales que tiene cierto organismo. Y pese a que inicialmente pueden tener cierta similitud para la persona que lo padece, lo cierto es que existen diferencias importantes.
El hambre fisiológica surge de una necesidad natural donde el cuerpo cada cierto tiempo necesita alimentarse. Desde siempre se ha recomendado hacer 5 comidas al día en espacios de entre 2 o 3 horas. Lo cierto es que no podemos generalizar en cuanto a establecer un número de comidas óptimo.
Es un tema muy personal y que cada uno debe valorar en función de su estilo de vida. Lo que sí que es positivo es tener horarios de comida regulares dentro de nuestras posibilidades que se adapten a lo que necesitamos. Además, tenemos que ser capaces de estructurar esos espacios sin que exista una sensación de urgencia o voracidad.
El reto de la pérdida de peso permanente
El origen de cada obesidad es distinto. Es necesario analizar cada caso en detalle, su historia de causas psicológicas de obesidad, las posibles causas desencadenantes de cada incremento de peso. Y de esa manera, cada paciente necesita un enfoque terapéutico distinto. Teniendo en cuenta los motivos que le han llevado a la obesidad, así como las causas de los fracasos en los intentos de perder peso.
El estudio minucioso del paciente nos permite establecer unos objetivos, con búsqueda de resultados a largo plazo. Estos objetivos deben de ser realistas y asumibles dentro de las obligaciones vitales del paciente.
Establecido un plan terapéutico, el paciente debe adoptar un cambio definitivo en los hábitos dietéticos y de estilo de vida con el mínimo esfuerzo para una pérdida de peso permanente. Fíjense en ese importante detalle, deben de ser cambios que puedan llevarse a cabo con un esfuerzo asumible, para que el paciente no abandone. El resultado a corto plazo será mayor con grandes cambios y sacrificios. Pero la tasa de abandonos y recuperación del peso perdido es mucho mayor.
Conclusión
La clave está en el cambio pequeño, progresivo y asumible. El cambio lo es para siempre, y no para un momento concreto de mi vida. Como siempre, el ejercicio diario y el estilo de vida activo son partes imprescindibles para el éxito. La pérdida de peso contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas obesas, favoreciendo su bienestar físico y psicológico.
Cuando los pacientes no son capaces de llevar a cabo estos planes de cambio por sí solos y nos piden posibles métodos de apoyo y ayuda, pueden beneficiarse de un tratamiento restrictivo, no invasivo y reversible como el Balón Gástrico. En los casos en los que el grado de obesidad es superior al recomendado para la implantación del balón, podría valorarse como una alternativa excelente un tratamiento definitivo como la cirugía de la obesidad.
Autores
- Jose Andrés Mateo. Graduado en Psicología. Master en Psicología General Sanitaria y Master en Intervención Multidisciplinar. Miembro del Equipo Multidisciplinar de Clínicas Obésitas.
- Elia Zurdo. Graduada en Psicología. Master en Psicología General Sanitaria. Miembro del Equipo Multidisciplinar de Clínicas Obésitas.
hola, me encantó su artículo «Causas psicológicas de la obesidad»; desafortunadamente no están en mi país por lo cual les pido el favor y me colaboren con datos de profesionales confiables en Medellín-Colombia que tal vez ustedes conozcan. Mil gracias y felicitaciones !!!!