¿Es la cirugía bariátrica “el camino fácil” para perder peso?
Si bien en el mes pasado estuvimos hablando de las condiciones psiquiátricas o psicológicas que pueden frenar el éxito en una operación de reducción de estómago. Esta vez vamos a hablar de si la cirugía bariátrica es “el camino fácil”, como a veces se atribuye de manera errónea, y que aspectos tener en cuenta, para que en definitiva, la intervención quirúrgica sea un proceso de éxito a largo plazo.
No hay camino fácil
Lo primero de todo, remitirnos a los hechos. Una enfermedad tan compleja como la obesidad con factores genéticos, epigeneticos y ambientales, que puede requerir de distintos especialistas para su correcto tratamiento (médico general, endocrino, cirujano, nutricionista, psicólogo, preparador físico, etc.) nos da a entender que hay muchas variables a tener en cuenta para considerarlo un camino fácil.
No es una cuestión “solo” de kilos
Aunque resulte paradójico, en Clínica Obesitas tenemos costumbre de decir que los mejores resultados tras la cirugía se consiguen cuando el paciente deja de enfocarse sólo en la bajada de peso, y se centra en mantener una buena relación emocional con la comida. Esto es tremendamente complicado porque en muchos casos, la relación que se ha establecido previamente con la báscula únicamente contempla el éxito cuando se baja de peso. Si solo se tiene en cuenta eso, algunas personas pueden pensar que con que el peso baje es suficiente, lo cual es un error de base, en la conceptualización del tratamiento.
Uno de nuestros grandes objetivos es que el paciente vea la bajada de peso como un resultado secundario a unas buenas conductas alimentarias, esto es clave porque de esta manera el paciente deja de atribuir la total responsabilidad del resultado a la cirugía y logra establecerse como parte activa del tratamiento.
Realmente son 2 procesos, el de bajada (1-2 años) y el de mantenimiento (puede ser la vida entera). Lo que resulta evidente es que una vez alcanzada la reducción de peso, lo que realmente mantenga nuestra condición física y de salud será la capacidad que tengamos de generar una nueva relación con la comida y establecer una buena rutina. Por tanto, se sigue viendo a las claras, que no es un camino fácil.
La cirugía da un gran margen para que esto sea posible, con una capacidad de ingesta mucho menor, se va a establecer una ventana de tiempo donde el gasto energético sea muy superior a la cantidad de energía generada por la alimentación, se producirán cambios metabólicos y endocrinos hasta que se vaya estabilizando el peso. Esos cambios pueden favorecerse o chocar de lleno con los hábitos que la persona vaya estableciendo.
¿Podría conseguirlo “sin” cirugía?
Generalmente, una de las cuestiones que muchos pacientes se suelen plantear. Ante esto, nosotros siempre estamos de acuerdo con que merece la pena intentarlo de otras formas antes de plantearse una cirugía.
Pero claro, no es lo mismo cuando nuestra condición de salud marca un ligero sobrepeso que cuando marca una gran obesidad. En el segundo caso, cuando el paciente tiene un gran exceso de grasa corporal, si tenemos en cuenta que las bajadas de peso que no conllevan un efecto rebote son aquellas que se encuentran entre 2-4 kg de pérdida de masa grasa al mes. Una dieta estricta, a parte que ser insostenible en el tiempo, muy probablemente va a conllevar a una reganancia posterior, además de un golpe a la motivación de la persona que lo intenta. Por ello conseguir una bajada espectacular con una dieta milagro sería posible de conseguir, pero casi imposible de mantener. Cada paciente debe basarse en su propia experiencia.
En resumen, con esto decimos que a veces es favorable de cara a una intervención quirúrgica haber intentado varios métodos y formas de mejorar la relación con la comida y perder peso. Porque nos ayuda a ver posibles fallos a la hora de mantener los resultados, esto una vez más nos lleva a estudiar cada caso y personalizarlo.
Pero llegado a un punto donde, para conseguir resultados sostenidos en el tiempo, el paciente ve un proceso muy complicado con ausencia de ayuda, y al tiempo le obliga a enfrentarse a las consecuencias de la obesidad, si ver reducidos sus efectos negativos en el corto plazo. Por ello entendemos que muchos pacientes prefieren realizar un esfuerzo, que habrá que realizar se elija la opción que se elija, pero disponiendo de una ayuda que les permita ganar en calidad de vida en un plazo de tiempo razonable, sostenido con cambios fisiológico que son de por vida.