Comer dulces compulsivamente

Este mes vamos a reflexionar sobre la forma de comer dulces tras la cirugía bariátrica tras haber pasado por una intervención de Tubo Gástrico o en el caso de un Bypass gástrico.

¿Tengo que eliminar el dulce de mi vida tras una cirugía bariátrica?

No hace falta eliminarlo, ni es lo que los profesionales pedimos!

Ante la duda que muchos pacientes se plantean, no se trata de que tengamos que exiliar el dulce de nuestras vidas. Basta con que aparezca en nuestra alimentación de forma equilibrada.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es la imagen que se nos viene encima cuando hablamos de dulce. Si usted cierra los ojos, que se imagina antes, ¿un pastel o una fruta?

Tenemos que acostumbrarnos a que cada vez más, pueda contemplar otro tipo de elaboraciones, más allá de las procesadas, cuando se me antoje algo de dulce.

Cuando hablamos de sabores dulces, no necesariamente estamos hablando de alimentos ultraprocesados. Hay formas de conseguir este sabor con recetas mínimamente procesadas que muchas veces no tienen lugar, porque tendemos a polarizar nuestras elecciones.

¿Qué hay entre medio de la fruta y el pastel? Buscar puntos intermedios, tal vez es uno de los retos más importantes dentro del proceso de bariátrica.

Hay muchos patrones de acción donde se suele ir de un extremo a otro.

Lo deseable es que al final del proceso el paciente no tenga dentro de su rutina alimentaria el consumo de dulces como un hábito, y que si le preguntamos en consulta sobre cuanto ha sido su consumo durante las últimas semanas, le cueste identificarlo de lo poco frecuente que ha sido.

Y que, si aparece la apetencia de dulces, también se puedan contemplar opciones intermedias basadas en la propia elaboración con ingrediente más reducidos en número y de mejor calidad nutricional.

En Clínica Obésitas nuestros nutricionistas nos aconsejan estas recetas.

Además, los azúcares simples, sobre todo los contenidos en zumos y refrescos, podrían provocar el síndrome de Dumping ya que se absorben muy rápidamente.

Este síndrome suele ser una complicación en el postoperatorio de una cirugía bariátrica, como el tubo o bypass gástrico, más frecuente en este último.

¿Qué hay detrás de esa obsesión por comer dulces?

Algunos de nuestros pacientes relatan no poder evitar comer dulces de manera constante y sentir que muchas pautas alimentarias que intentan no se consiguen, justo porque la persona no puede “controlarse” (así es como un gran número de personas relatan la tentación por los dulces).

Con esta situación, se hace imprescindible al menos conocer que es lo que ocurre a la persona que tiene dicha necesidad.

Ya hemos hablado de la capacidad que tienen los alimentos azucarados de estimular nuestro sistema de recompensa en el cerebro, de manera similar a los observados cuando se consumen drogas adictivas*

Por ello, para poder conseguir cambios en una adicción por los dulces hay que entender que dicho alimento, al igual que sucede con las drogas, es un regulador externo para algo que está ocurriendo en nuestro interior.

Cuando hablamos de la comida como regulador emocional, nos encontramos con un comodín que vale para cualquier estado emocional prácticamente, de igual si estamos tristes, cansados, ansiosos, frustrados, enfadados o incluso si queremos premiarnos, evadirnos o tener “nuestro momento”.

Cuando esta conducta se hace habitual en la persona que empieza a recurrir al dulce como regulador, al final termina surgiendo de forma espontanea casi como un habito y ante cualquier disparador o desajuste emocional.

¿Cómo atajar el consumo disparado de dulces?

A lo largo del día las personas pasamos por cambios en nuestro estado de animo y buscamos distintos mecanismos para regularnos. Como muchas veces digo, la comida es un regulador como otro más y por ello, el comer emocional es algo en cierta medida normal, siendo que todos en algún momento de nuestra vida probablemente nos hayamos dado un atracón o hallamos tenido una conducta poco racional con algún alimento.

El problema viene cuando esta forma de regularse gana terreno y ensombrece otras formas de regular nuestras emociones. Es frecuente que las personas que lo padecen de forma generalizada les cueste identificar sus estados emocionales y relacionarlos con el uso de comida.

Pero es la única manera, lo más habitual es que estas personas tengan buenas habilidades para regularse ante determinadas situaciones o bajo cierto tipo de estados emocionales pero que haya otros que les sean más difíciles.

Los estados emocionales más difíciles de regular y que más solemos ver en consulta asociados al consumo de dulces son los asociados al placer hedónico, por ejemplo, hacia el último momento del día cuando se está más tranquilo, y especialmente en días posteriores a una sobrecarga, o también en mujeres es muy común antes y durante el periodo menstrual.

Otro factor a tener en cuenta a la hora de comer dulces, es la intensidad, uno a veces no consume dulces de forma impulsiva con un grado de ansiedad ajustado, lo hace a partir de cierto punto, por ello las estrategias que trabajamos en consulta no son para que la ansiedad desaparezca, sino para que sea manejable sin recurrir a los dulces.

*Artículo: Winterdahl, M., Noer, O., Orlowski, D., Schacht, A. C., Jakobsen, S., Alstrup, A. K., et al. (2019). Sucrose intake lowers μ-opioid and dopamine D2/3 receptor availability in porcine brain. Scientific reports, 9(1), 1-11.

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