Salir de la zona de confort para combatir la obesidad.
Salir de la zona de confort para combatir la obesidad es la única manera para aprender y evolucionar. Salir de la zona de confort supone ir hacia otra zona nueva, desconocida, en la que dejamos de tener control y nos arriesgamos a experimentar lo nuevo. Es decir, en nuestra vida muchos de nosotros solemos quedarnos una y otra vez en lo que ya conocemos, lo que nos es familiar y cómodo. No necesariamente implica que sea agradable, de hecho la mayoría de las veces no lo es; de ahí el refrán “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”.
Estar en nuestra vida en esta zona de confort nos aporta tranquilidad, seguridad; no tenemos grandes sobresaltos pero tampoco nos sentimos vivimos ni aprendemos, ya que nos quedamos experimentando lo que ya conocemos. Por ejemplo, si desde que éramos pequeños hemos aprendido a ser obedientes y sumisos a los demás, mi zona de confort será todo lo referente a dejarse llevar por la opinión de otros, no tomar la iniciativa y sentirnos pequeños ante los demás.
La obesidad para algunas personas puede ser su zona de confort puesto que es lo que conocen y han vivido desde hace años, y han aprendido a vivir y relacionarse desde ahí.
Salir de la zona de confort: la zona de aprendizaje.
Esta zona se refiere a conductas y vivencias que no nos son familiares pero, que nos suponen un reto asumible. Es decir, nos sentimos algo inestable pero podemos sostenerlo. Sería como dar un pequeño paso hacia la dirección que se desea. Como su nombre indica, esta es la zona donde se puede aprender y ampliar los horizontes propios. Hemos de tener en cuenta que al entrar en esta zona experimentaremos cierta inquietud, inestabilidad que no es agradable, pero también mayor viveza.
Siguiendo con el ejemplo anterior de la sumisión y obediencia, para algunas personas la zona de aprendizaje puede ser pararse a ver que quieren, dejarse unos instantes para darse cuenta es posible que quiera otra cosa. Incluso ir a alguien de mucha confianza y exprésarselo abiertamente.
En la obesidad, depende de la persona pero podría ser atreverse a intervenirse de cirugía bariátrica o ir cambiando poco a poco los hábitos alimentarios. Dejar de ser obeso, de hacer dietas y de preocuparse por la imagen corporal, para muchas personas puede ser salir de su zona de confort y entrar en la de aprendizaje.
Salir de la zona de confort: la zona de riesgo.
Esta zona hace referencia a cambios que están muy lejos del alcance de la persona y que si ésta los hace de golpe, entra en muchísima angustia e inestabilidad (la mayoría de las veces replegándose en sí misma de nuevo y volviendo a la zona de confort).
Siguiendo en el ejemplo de la sumisión, si la persona va a su jefe al que tiene pánico y se plantea contradecirle y rebelarse directamente contra alguna instrucción dada. En este caso la persona podría salir mal parada, porque no puede sostenerlo y por tanto volvería a la postura de sumisión (zona de confort) que es dónde se siente más cómodo.
En lo referido a la obesidad, los cambios de hábitos muy rápidos y bruscos (dieta estricta) podrían situarse aquí, de tal manera que son tan grandes (respecto a los habituales del paciente) que al final la persona acaba dejándolos y volviendo la zona de confort (descuido total de lo que uno come). También podría ser que la persona con mucho miedo a una cirugía se plantee operarse, aquí sería recomendado un proceso previo para preparar a la persona.
Por lo tanto y en resumen, es mejor dar pasos pequeños pero que podamos asumir aunque nos suponga cierta incomodidad (zona de aprendizaje) que cambios bruscos (zona de riesgo) que nos hacen volver a la zona de confort, dónde nada nuevo sucede y no aprendemos ni crecemos como personas.